Hace muchos años, cuando solo era un baby novato y graciosete, uno de nuestros pequeños protas, recorrió desde el pabellón hasta las galerías llorando, gritando y soltando improperios. Mientras, sus padres llegan a una de esas situaciones de tierra trágame, señora que boca tiene ese niño, discutes… el pequeño chantaje emocional de bebé jefazo; que no se quería ir de Juande y punto.
Tiene gracia, en partidos como el del sábado, de los Benjas, que te acuerdes de aquel mocosete que ya es todo un hombre, y consigue, en la misma semana, cosas increíbles, porque una graduación y una remontada champions en 48 horas es muy heavy, incluso para uno del Juande. Faltó llorar de felicidad, que también es bonito, aunque hubiera recorrido la avenida y el barrio entero gritando, seguro, porque ahora dirige las ilusiones y el trabajo de un grupo que le viene a la medida, y las emociones estuvieron a flor de piel.
Porque algunos privilegiados fuimos testigos de un partidazo, una remontada épica, por el buen juego y solvencia con la que estos mini profesionales, con un desparpajo impropio, se imponían una semana después a su verdugo. El tándem Iker, Andrés y Carlos comenzó pronto a dar sus frutos, pues la ventaja no tardó en llegar al comienzo del partido, con Guillem dirigiendo y Santos percutiendo el aro, por ejemplo.
Como si ya llevaran playoffs a sus espaldas, tendríamos que nombrar a todos, porque eso es un equipo, todos sumaban y en positivo, fuera en una zona, en otra o en las dos. Álex, Miguel, Sam, Aarón, Javi, Álvaro y Dani eran un escándalo, que diría Raphael. Si había un rato para electrizarlo más, salía Alonso y entraba hasta la cocina, temimos por el bar de Rosa, pero demostraba que se puede bajar el primero también a defender.
Un partido que generó mucha espectación, para seguirlo al detalle y concentrados.
Cada rebote valía oro, cada ataque o jugada, cada defensa, solía ser un clínic, por parte de los rivales también, que en muchas ocasiones bajaban la diferencia y se agarraban a la eliminatoria, con dos jugadores diferenciales, sobre todo, pero no con un conjunto regular y tan eficaz como nuestros jugones.
A veces la defensa rozaba la perfección, la zona era un enramado de brazos donde se les hacía imposible acceder. La grada vibraba animando, pero el Juande estaba mas fino al aro y en rebote. Costaba sacar, sobre todo de fondo, pero se subía y jugaba el balón con fluidez, como algún 2+1 y triple, que venían a demostrar el buen movimiento de balón y criterio de los nuestros, como en muchas buenas entradas a canasta.
Imposible no emocionarse, con estos pedazo de jugadores, de niños que eran escolares el año pasado casi todos, que se superan y divierten cada día, aprendiendo de su deporte favorito, de su pasión.
Al final la diferencia se fue a +30, pero con 15 había valido, 94 puntos de los nuestros, sin tiempo extra, en un partido de mini, no me digáis que es normal, por favor, imposible no soñar, ahora sí, con todo.
Ellos nos han demostrado que pueden, que se puede, y todo nuestro apoyo y admiración estará siempre.