Estudiantes B 59 – 77 CBJA

Después de la amarga derrota sufrida en Patrocinio tocaba reconciliarnos con nosotros mismos. Qué mejor lugar para hacerlo que un escenario mítico: Magariños. Para los chicos debe ser una recompensa jugar en un pabellón que suda baloncesto por cada poro, que recoge ecos de viejas batallas en cada rincón.

La visita a Estudiantes debía servir para reencontrar la senda perdida y reafirmar nuestras credenciales para pisar la fase final de la temporada entre los mejores. La incógnita era saber cómo reaccionaríamos después de la derrota del fin de semana anterior.

El choque era, a priori, de favoritismo morado pero era imposible acudir sin el temor a que la piedra siguiera en el zapato. Los chicos se encargaron de difuminar cualquier atisbo de incertidumbre aunque tampoco acabaron de firmar una actuación sobresaliente. Si que fue suficiente para lograr la victoria con holgura, sin miedo a tener una sorpresa desagradable en los últimos minutos. Precisamente, abrir una distancia suficiente permitió que, incluso perdiendo el último parcial, se ganara el partido con claridad.

El Tornado tuvo momentos de basket fluido con algo más de circulación, con más manos a mano, más balones interiores al corte en línea de fondo y, como oda al juego que nos ha dado ventajas en muchos partidos, mas contraataques tras recuperación. Por contra, seguimos teniendo dificultades para cerrar el rebote defensivo y eso acaba por penalizarnos partido tras partido. Después de los cinco minutos iniciales de malas ejecuciones en general, el Juande comenzó a entonarse, a anotar con más facilidad teeminando el primer cuadro con un parcial de 4-11 que empezó a abrir brecha.

Ese buen momento no fue decisivo ya que en el segundo cuarto se vivió un intercambio de canastas en el que los ataques brillaron más que las defensas, llegándose al descanso con todo por decidir. Y con esa intención, la de decidir, salieeln los morados al parqué en la reanudación: parcial de 7-24 y victoria al bolsillo.

En otros partidos hemos demostrado que, a veces, en el bolsillo tenemos agujeros inesperados pero, está vez, el triunfo no se escapó.

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